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Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported. Cuadernos de Casa Alta: La habitación cerrada - La chispa de un día

lunes, 10 de septiembre de 2012

La habitación cerrada - La chispa de un día



Empezar es solo seguir lo que ya fluye, y de ese modo nada de lo que hacemos es espontaneo. Pero esta forma de pensar solo es académica, un mínimalismo de buen gusto. Un  dadaísta podría escribir una espiral, el lego que un niño deja desmontado, una colección de sellos desparramada. Yo prefiero escribir el rumor de una cascada, el crepitar de la espuma que la ola deja entre los senos de arena, el largo momento en que la mente duerme en medio de una apnea. Caos hermoso, la repetición de lo mínimo y bello es la belleza. Repetir un brillo, repetir un tono, un cromo, un destello. La belleza es un fractal.

Hablo de ti, pero no es lineal lo que siento, ni lo que digo. Fuera de lo convencional ¿qué somos? Nos gusta pensar que somos especiales, mejores, naturales, pero si no hubiéramos vivido esas convenciones no sabríamos que hay otro yo que con limitaciones, con disimulos y con normas también es amable, también es digno de amor. Si solo expresando sentimientos, bellas palabras, engalanados y abiertamente seductores fuéramos capaces de llegar a los demás ¿acaso eso sería más natural y deseable? Yo lo he hecho muchas veces y sentía más las sensaciones de un cazador, de un felino que esconde la uña para no delatarse, de un halcón que inmóvil en la brisa espera el momento de picar, que las de un amante ¿no es más romántico, y hermoso descubrir en una silaba que se alarga, en una letra icónica, en un profesional detalle inesperado la ternura del otro? 

La chispa del cariño es leve para el que solo espera flashes y bengalas, pero es nítida y persiste en la memoria del holograma que somos, de ese yo al que pocas veces dejamos que salga y nos cuente que en el mundo hay sendas de blando suelo, que no son sendas del olvido pues bien marcados nuestros pasos podrían desandarse sin perdernos , que hay luces que no están en los 16 millones de colores de nuestros leds, y sonidos que aún  nadie ha grabado… he caminado esas sendas muchas veces, incluso solo, incluso cuando no vives la gloriosa narcolepsia del enamorado.. pero siempre, siempre hubiera preferido estar acompañado.

Hacer belleza mediante palabras es como componer un embrujo que no mueve la escoba en la dirección que queremos, o hace caer la cristalina lluvia en un lodazal. Todo es entrenamiento, lenguaje de gang, manierismo. No hay algo real, no cuentas lo que sucede, solo un grafiti por encargo que disimula los podridos muros que rodean un solar inculto.  Contar lo que sientes con bellas palabras es poesía, porque la poesía es casi la realidad. Y algo te cuento, para que sepas que mi otro yo también camina… 

Javier Navarro 
Julio de 2012

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