LA ESCLAVITUD EN LA PUEBLA JUNTO
A CORIA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII.
(Noticias recogidas en las escrituras del Archivo
Histórico de Protocolos Notariales de Sevilla)
La esclavitud es una característica que
podríamos llamar esencial de la época que estudiamos. Tan injusto sistema
estaba justificado por pensadores, moralistas y la propia Iglesia. Por nuestra
parte, en estas humildes páginas no tratamos ni de poner ni de quitar, sino de
mostrar la realidad documental tal cual era. Asimismo, mostramos la esclavitud
como componente social de la villa de La Puebla, incardinada en la sociedad de su tiempo,
sin entrar en más averiguaciones.
Aún a riesgo de parecer reiterativos,
debemos encuadrar el hecho de la esclavitud en la villa repitiendo algunos conceptos
ya de sobra conocidos: En los documentos obrantes en el Archivo Histórico de
Protocolos Notariales de Sevilla, la
villa de La Puebla
junto a Coria de los siglos XVI y mitad XVII, se nos aparece como una
villa rica, en algunos aspectos
esplendorosa y con un buen número de
habitantes que, como ya hemos advertido otras veces, en unos treinta años
(1645-75) se empobrece hasta límites inusitados y reduce su vecindario a menos
de la mitad.
En este esplendor influyeron diversos
factores entre los que podríamos enumerar
su puerto, que formaba parte del complejo puerto de Sevilla, siendo el
último punto importante en la margen derecha del río y el penúltimo si contamos
con el importante puerto de Sanlúcar de Barrameda. Apenas tenemos noticias de este tráfico
marítimo, sus documentos deberían buscarse en el Archivo de Indias y en los
restos que se puedan encontrar del archivo de Hacienda, ya que el Resguardo de
Casas Reales tenía escribano propio, distinto al público y del Concejo cuyos
documentos hemos consultado. El declive manifiesto de la villa que comienza a
mitad de la centuria del XVII tendrá
mucho que ver con el desplazamiento paulatino del comercio marítimo de Sevilla
a Cádiz.
Otro factor que podríamos enumerar es el
hecho de ser entrada principal de una extensísima zona ganadera de Islas y
Marismas, lo que trajo como consecuencia
que se avecindaran en la villa arrendadores de impuestos de todas clases
y de diezmos eclesiásticos, que también harían sus negocios marítimos y que
luego se desplazan a la capital.
La presencia de muchos esclavos de raza
negra o mulata nos muestra a las claras la riqueza ya que los esclavos,
destinados al servicio doméstico, eran un artículo de lujo. Asimismo nos indica
un comercio con América importante y muy mal estudiado.
El
presente trabajo no es más que un muestreo efectuado en el Archivo Histórico de
Protocolos Notariales de Sevilla, en los protocolos de La Puebla del Río y en un
periodo que va desde 1.570 a 1.700, teniendo en
cuenta que la documentación correspondiente a treinta y tres años salteados no
se encuentra en el archivo, bien porque no estuviera cubierto el oficio de
escribano o bien porque haya desaparecido.
El
sistema expositivo de este capítulo es distinto a todos los demás dado el
cúmulo de datos, así citaremos el legajo y lo en él contenido y no recurriremos
a las notas al final del capítulo que pueden desorientar y aburrir al curioso
lector.
Legajo
1913-PB. Años 1570-1574
Es el
segundo legajo correspondiente a la Puebla.
El primero (3498-PB) ha sido deficientemente estudiado por su
mal estado.
1570 – 28
de febrero. Gonzalo López de
Salas, vecino de la villa, es un rico
hacendado, creemos que es del estado llano porque su hijo Juan López de Salas,
clérigo de menores y menor en 1.580 recurre al Juez de la Iglesia para que el
Concejo lo considere exento por su condición de eclesiástico (Acta del Cabildo
de 12 de enero de 1580). Pues bien, en este año de 1570 hace inventario antes
de contraer matrimonio con Leonor García. Aporta al matrimonio un importante patrimonio en tierras, bueyes de
labor y ganado. Sabemos que era vinatero y posiblemente vinculado al tráfico
indiano. Entre los bienes se aprecian y aportan nueve esclavos:
- Uno de color…<ilegible>… que se aprecia en 24
ducados.
- Uno de color negro, que se aprecia en 30 ducados y
13 maravedis.
- Uno de color membrillo que se llama Andrés en 330
reales.
- Otro esclavo mestizo que se llama Bartolomé en 70
ducados.
- Una esclava negra llamada Elvira en 70 ducados.
- Otra esclava mulata llamada Ana, hija de Elvira, en
40 ducados.
- Otra esclava mulata, Gervasia, en 40 ducados.
- Otro esclavo mulato, Juan, en 15 ducados.
- Otro esclavo negro viejo, 15 ducados.
1571 – 24
de julio. Juana Sánchez otorga poder a
su marido, Cristóbal Díaz, ambos vecinos de Sevilla en la collación de San
Lorenzo para que pueda vender un esclavo mulato que ella tiene con su marido,
llamado Gaspar, de 20 años. Lo venden en La Puebla ,y al vecino de la misma, Andrés García.
1571 –
fecha ilegible. Miguel Esteban,
vecino de La Puebla,
compra a Mencia (ilegible) una esclava negra de nombre Catalina.
Legajo
1773-PB. Años 1575-1577
1575- 5
noviembre. Andrés de Salas e Isabel de
Vargas, su mujer, vecinos de la villa, venden al mercader Alonso Fernández una
esclava negra de 15 años de nombre Beatriz
en 3.000 reales, o lo que es lo mismo, más de 270 ducados, cantidad muy
considerable.
1575- 20
diciembre. Juan García,
vecino de Utrera, vende en La
Puebla por 1.924 reales, un esclavo negro obtenido en una
presa, de nombre Francisco. Lo compra Andrés Navas, vecino de la villa.
1576- 14 de
junio. Leonor García, viuda de
Bartolomé López de Salas, al que hemos visto al principio, como tutora y
curadora de la persona y bienes de su hijo Juan, el que luego nos aparece como clérigo
de menores, vende a Fernando Martín Pastor, vecino de la villa, un esclavo de
color mulato de 34 años y nombre Andrés en 75 ducados.
Legajo
2659-PB. Año 1578
1578- 1 de
mayo. Inventario y avalúo para el
reparto de los bienes dejados por Juan Cobo, vecino de la villa. Parece que era
el padre de Juan Cobo de Ribera, habido en su segundo matrimonio, que más tarde
aparece como capitán de la compañía de La Puebla. Se trata también de un rico hacendado que
deja tierras de pan sembrar, viñas, ganado de labor y granjería y siete
esclavos:
Ana Díaz, mulata, comprada en 65 ducados.
Juan, hijo de Ana, 100 ducados.
Miguel, 75 ducados.
Ana, negra, 50 ducados.
Hay tres esclavos más pero resultan ilegibles
debido al deterioro del documento.
La mitad del valor es de Lázara, hija del primer
matrimonio, y la otra mitad de Juan, hijo del segundo matrimonio.
Acta
del Cabildo. Jueves, 17 de diciembre de 1579.
Desde
hacía meses, la peste estaba causando bastantes estragos en Sevilla y su
tierra. Declarada en Génova había pasado a Lisboa, vía marítima, y de aquí al
Algarbe y al reino de Sevilla y Andalucía. El Concejo y Regimiento de la ciudad de Sevilla había
enviado instrucciones a las villas de su tierra a fin de que adopte medidas que
impidieran la propagación, especialmente a aquellas que tenían puerto como La Puebla. En 17 de diciembre de
1.579 se persona en la villa Gaspar Juarez, Jurado del Concejo hispalense y
ordena al escribano del Concejo de la villa, Juan de la Parra, que le muestre el
cumplimiento de las instrucciones que le habían dado a La Puebla. Viendo en Jurado que no
se habían cumplido adecuadamente, da una serie de instrucciones que redundan en
las anteriores, así que se establezca una guarda de dos hombres
permanentemente, de día y de noche, y que no se deje entrar personas o
mercaderías de Portugal o de Génova, ni por el río ni por tierra; sólo podían
entrar aquellas personas o mercaderías que trajeran testimonio de que su lugar
de origen estaba libre de la peste, siendo diputados para vigilar el cumplimiento los propios
regidores. Luego hace un apartado y concreta más: “Iten, mando que aunque sean
vecinos de esta dicha villa los que vinieren, porque ha sido informado que
de esta dicha villa se esperan vecinos de ella que han de venir de Portugal con esclavos y otra mercadería,
que no los dejen entrar en esta dicha villa ni
media legua a la redonda, so pena de que se les llevará de pena a cada
uno de los alcaldes veinte mil maravedís para los gastos de la peste y que se
les notifique a las guardas luego, como fueren nombrados, que no dejen entrar a
los dichos vecinos, aunque les conste que lo son, so la dicha pena y más
treinta días de cárcel a cada uno de ellos que lo consintiere.” Las
relaciones de vecinos de La
Puebla con los comerciantes portugueses, que tenían por esas
fechas el monopolio del asiento de esclavos para América, era un hecho suficientemente conocido en
Sevilla.
Legajo
1876-PB. Año 1579-1582
1580- 8 de
agosto. En el inventario de bienes
de Juan de la Fuente
nos aparece una criada esclava negra y
según dice el documento “vieja”. Los esclavos si no eran vendidos antes,
envejecían y morían en la casa del amo que estaba obligado a su cuidado y
sustento y a pagar las exequias.
Legajo
1877-PB. Año 1583-1584
1583- 9 de mayo. Carta de dote de Ana de Pineda otorgada por su marido Bartolomé Martín.
Un pedazo de tierra en la vega apreciada en 15.000 maravedís con un tributo a favor de Beatriz de Asián,
beata de Coria, de 10 reales. Dos bueyes, dos vacas, dos yeguas y un pedazo de tierra apreciado en 55 ducados
y una esclava mulata, Francisca, lisiada de los dedos de las manos y los pies,
apreciada en 70 ducados.
1583- 3 de agosto. En el testamento de Isabel Martín, dicha causante,
mediante manda, libera a Catalina, su esclava negra.
1583- 7 de septiembre. Antonio
Sánchez Rasero y Bernabé Martín, hijos y herederos de Isabel Martín, no dejan
libre a Catalina, negra de 26 años y apreciada en 100 ducados, por no haber
suficientes bienes para pagar mandas y debitos. Recibieron la herencia a
beneficio de inventario. y la esclava la venden a Domingo Martín Verdugo el
mozo, vecino de la villa.
Legajo
1841-PB. Año 1585-1587
1587- 4 de
febrero. Blas de Ojeda y Lázara de
Salas, su mujer, otorgan carta de libertad a Ana, esclava negra de 20 años.
Legajo
1829-PB. Año 1605-1607
1605- 13
enero. Venta de un esclavo negro habido en buena guerra de
28 años. Lo vende Cristóbal de Arcos, vecino de Sevilla en Triana al licenciado
Jerónimo López, presbítero, vecino de La Puebla. Precio 70 ducados.
Creemos que es Juan López de Salas, que utiliza para la compra del esclavo un
segundo nombre.
1606- 31
enero. Testamento de Beatriz de
Pineda, viuda de Juan Cobo, manda que Juan de Ortega, su esclavo, quede en
libertad después de servir tres años a su hijo Juan Cobo de Ribera (capitán de
la compañía de La Puebla).
Albaceas su hijo y Juan Bautista (Botello), presbítero.
Luego
mediante un codicilo eleva el tiempo de servidumbre a seis años.
Legajo
1840-PB. Año 1608-1610
1608- 9 de julio. Testamento de Cristóbal Duelan, francés que vive en
La Puebla, manda a Inés, esclava en casa de Juan de
Herrera 20 reales. Mandas a la
Iglesia de San Lorenzo de Ruán. Mandas a Lisboa. Hombre muy
relacionado. Tiene un conocedor con las vacas que es Diego Díaz.
1608- 7 de
agosto. Diego Bernal, de Valverde
del Camino, vende a Pedro de la Fuente una esclava negra de
40 años más o menos que se llama Paula
“labrada la frente y carrillos”, se la vende por esclava cautiva sujeta a
servidumbre y habida en buena guerra, 1.000 reales.
1608- 5 de octubre. Venta de esclavo negro bozal de 25 años. Vendedor
Cristóbal Darcos Quintero, vecino de Sevilla en Triana, lo compra Blas de Ojeda, vecino de la
villa. No es ladrón, ni borracho ni fugitivo. No tiene enfermedad ni tacha
cubierta ni descubierta. 8.100 reales.
1608- 14 de octubre. Beatriz de Pineda, viuda, y Juan Cobo de Ribera y
su mujer Marina Rodríguez, venden a Juan López de Salas, presbítero, un esclavo
llamado Juan, mulato membrillo, de 34 años por 43 fanegas de trigo.
1609- 3 de mayo. Juan Cobo de Ribera, declara deber al jurado Fernando de Salcedo, vecino
de La Puebla,
800 reales por la compra de Antón esclavo negro de 35 años.
1609- 6 de
septiembre. Juan Ruiz
Pacheco y su mujer Leonor López, vecinos de La Puebla, venden a Juan Gómez de Heredia, labrador,
vecino de Aznalcázar. Un esclavo negro membrillo cocho llamado Miguel de 17
años, en 130 ducados.
1610- 29 de
abril. Pedro de la Fuente vende a Alonso Calvo,
ambos vecinos de la villa, una esclava negra entre bozal y ladina de 30 años
llamada Paula en 900 reales (de 30 maravedis)
Legajo
1879-PB. Año 1610-1615
1613- 24 de
marzo, folio 60 vto. a 63. Juan
Benítez del Río vende a Alonso Díaz de Oropesa, alcalde ordinario, una esclava
negra atezada de 40 años en 825 reales.
1613- folio 67 vto.
Diego Martín Galván, vecino
de Escacena vende a Ginés García, vecino de la villa, un esclavo negro que se llama Pedro de 40
años en 900 reales.
1613- folio 71 vto.
El mismo, Diego Martín
Galván, vende a Juan Benítez del Río un esclavo negro que se llama Luís de 20
años, por 113 ducados libres de alcabala.
1613- folio 120 vto. y ss. Miguel Sánchez Carretero, cuando contrae
segundo matrimonio, entrega a su hijo habido en el primer matrimonio, bienes de
la legítima. Mucha tierra y ganado y un esclavo negro, Antonio de 25 años
apreciado en 100 ducados.
1613- folio 239. Diego Centeno, jurado de Sevilla, vende una esclava negra ladina llamada
Agustina de 28 años en 80 ducados a Nicolás de Pablos, vecino de La Puebla
1614- folio 228 vto. Alonso
Domínguez, “mercader de esclavos”, vecino de Serpa, Portugal, vende al jurado
de Sevilla, Bartolomé Gutierrez, un esclavo mulato membrillo cocho ladino
llamado Juan de 28 años en 100 ducados.
Legajo
1910-PB. Año 1615-1617
1615- folio
214 vto. Juan Rodríguez Carretero y
Miguel Sánchez Carretero, vecinos de la villa, venden a Juan Martínez de Salas,
vecino de Sevilla, un esclavo negro, Antón, de 24 años en 120 ducados.
1615- folio
335. Pedro de Pineda vende a
Bartolomé Rodríguez del Villar, ambos vecinos de la villa, una esclava negra
llamada Ana en 130 ducados.
Legajo
1878-PB. Año 1618-1620
1.619-
folio 552. Blas de Párraga, vecino de Sevilla en Triana,
vende a Miguel García, carpintero y vecino de la villa, un esclavo negro
llamado Juan en 102 ducados.
Legajo 1988 PB. Años 1620-1629
Este legajo, aunque ordenado, se
encuentra muy deteriorado, sólo ha podido ser examinado de forma muy parcial y
los dos últimos años (1.628 y 1.629) se encuentran muy deteriorados.
No esta debidamente foliado, por lo que
recurriremos a las fechas.
1622- 26 enero. Pedro Martín vecino de Zalamea la Real, vende a Sebastián Rodríguez, vecino de La Puebla, una esclava negra
llamada Isabel de 14 años en 118 ducados. Dice el vendedor que la compró el día
anterior en el mercado de Villalba. Esta villa onubense se encuentra en una de
las antiguas rutas de Lisboa, ciudad con un importantísimo mercado de esclavos.
La ruta junto con el río fue muy frecuentada para la importación de esclavos en
Castilla.
1623- 3 enero. Testamento de Catalina Martínez “mujer legítima de Alonso de Orta,
ausente en Indias, y vecina de esta villa de La Puebla junto a Coria...”
Entre las disposiciones testamentarias nos encontramos unas que dicen: “Declaro
que tengo por mi esclava cautiva a
Magdalena y por el amor que le tengo y por lo bien que me ha servido toda su
vida, quiero y es mi voluntad que sea libre todos los días de su vida, con
cargo y condición que sirva cuatro meses de balde a Juan Bautista Botello,
presbítero, cura de la Iglesia
de esta villa y después quede libre como tengo dicho.”
Declara
también que tiene esclava a una hija de Magdalena llamada Ana, criada en su
casa y “por el amor que le tengo mando sirva en compañía de su madre
cuatro años y que gane cuatro ducados cada año y juntos diez y seis ducados se
den a la fábrica de la iglesia de esta villa”. Continua diciendo que después de reunir los
16 ducados quede libre igual que su
madre. Con ese dinero manda se funde una memoria perpetua para que una vez al
año se le diga una misa cantada. Ya veremos más adelante cómo se prolonga la
situación de Ana de forma indebida.
1623- 2 de febrero. Testamento de Tomasina de Mesa, primera mujer de
Juan Lázaro de León. Deja universal heredera a su única hija, María de Salas y
nombra albaceas a Juan Lázaro, su marido y a Juan Lázaro “el soltero”.
Declara que cuando se casó trajo en
dote, y puso en poder de su marido, ajuar y tres esclavos.
Aparece
por primera vez Juan Lázaro de León que juntamente con el otro Juan Lázaro, fue
uno de los mayores propietarios de esclavos.
1624- 3 de septiembre. Ana García, mujer de Francisco Martín de Pineda,
comparece ante el alcalde ordinario y hace relación de los bienes dotales que
aportó al matrimonio y puso en poder de su marido. Los bienes son muy
cuantiosos en tierras, viñas y ganados y también dice que aportó un esclavo
llamado Gregorio de 16 años.
Legajo 1982 PB. Años 1630-1639
El legajo está muy desordenado y aunque
deteriorado se ha podido examinar mejor que el anterior.
Así mismo, sólo se encuentra foliado en
parte, por lo que recurriremos a las fechas y cuando exista el número de folio
lo pondremos entre paréntesis.
1630- 16 de junio (folio 36). Carta de recibo de dote de Juan
Rodríguez de los Reyes, casado con Juana Guillén, hija de Juan de Herrera e
Isabel García (ya difunta). Sabemos que recibe una cuantiosa dote en tierras y,
entre otros bienes, una esclava negra vieja llamada Ana con una hija suya
llamada Gregoria de edad de ocho años poco más o menos. Ambas se valoran en 560
ducados. La negrita Gregoria cambia de dueño dos veces más como veremos,
llegando a ser protagonista de un curioso suceso.
1631- 15 de mayo. Francisco Piamonte, vecino de la ciudad de Lisboa, “en la collación
del Señor San Javeo junto a la
Cruz de la..(ilegible)....... estante al presente en la villa
de La Puebla
junto a Coria....” Vende a Martín de Cervera, vecino de Coria, una esclava
negra atezada ladina llamada Juana que “ ha de ser de edad de veinte
años”, dice que ha sido “habida en buena guerra” y también que “no
es ladrona ni bribona ni tiene mal corazón” (1). Se olvida anotar el precio, posiblemente
porque fuera comprada de contrabando sin pagar los derechos de aduana. Este
tipo de ventas se realizaban en los barcos y su documentación ante escribano
servía para acreditar la adquisición.
Los barcos debían esperar a las mareas pasada la Isla de Hernando, muy próxima
a La Puebla
que también tenía puerto. Este sistema se utilizó con frecuencia en el siglo
siguiente en Cádiz y los puertos próximos.
1632- 11 de abril. Fray Juan de Caviedes, maestro predicador de la
orden mercedaria, conventual de la casa Grande de Ntra. Sra. de la Merced de Sevilla (actual
Museo), albacea y heredero de Francisco Cabiedes de Soro y estante en la villa
de La Puebla,
vende a Bartolomé López un esclavo negro ladino (2) llamado Domingo, de 24
años, que había recibido en herencia. Dice que “se lo vendo por
esclavo cautivo sujeto a servidumbre habido en buena guerra” (3) y también
con “sus tachas buenas y malas, cubiertas y descubiertas” (4). Precio
900 reales.
1633- 24 de febrero. Juan Lázaro de León, familiar del Santo
Oficio, otorga carta de dote a favor de
su hija María de Salas, hija de Tomasina de Mesa, su primera mujer, que era hija de Pedro de la Fuente y Leonor García.
María de Salas estaba casada con Mateo de la Fuente que recibe la dote y entre otros bienes:
un esclavo llamado Andrés de color membrillo cocho (5), apreciado en 100
ducados y una esclava llamada Rufina con un esclavillo pequeño llamado Domingo,
moreno (6), hijo de Juan Domingo y de Ana (seguramente esclavos de Juan
Lázaro), apreciados en 220 ducados.
1633- 15 de abril. El escribano de La Puebla de los últimos años,
Pedro García Cabricano, se encuentra
enfermo y fallece al poco tiempo. En esta fecha otorga su propio testamento.
Dice que es “escribano público y del Consejo y Hermandad y Rentas
de esta dicha villa” (7). Entre las
mandas del testamento tenemos: “ Mando a Don Esteban Cabricano, mi hijo, a
Melchor esclavo y a Manuel así mismo esclavo y a Manuel de ocho años de
edad....” Y otra: “Mando a la dicha mi mujer a Ginesa mi esclava y a
Juan y Mariana sus hijos para que los tenga y trate bien por haberlos criado”.
1633- 30 de abril. Testamento de Blas Pedro Alonso, vecino de la
villa. Casado tres veces, su tercera esposa aporta al matrimonio en dote, entre
otros bienes, dos esclavos, declarando que ya murieron. Afirma que tiene entre
sus bienes a una esclava llamada Isabel y a un esclavillo llamado Antonio.
1633- 2 de mayo. Francisco Hernández, vecino de Sevilla en la collación de Santa
Catalina, vende en La Puebla
al vecino Diego Alonso Rasero “una esclava llamada Isabel de diez y siete o
diez y ocho años más o menos, la cual es mi esclava sujeta a servidumbre
y la compré con sus derechos a Antonio Pérez Rodríguez vecino de Sevilla en la
collación de Santa María la
Blanca...”. La vende al contado en 150 ducados y asegura
que “no es ladrona ni borracha, jugadora, ni de mal corazón ni engañosa
ni tiene enfermedades...” (8). Dice además que la esclava esta “aduanada
y pagados los derechos de ella”. (9)
1633- 26 de mayo. Juan López Franco vecino de Sevilla en la collación de San Salvador,
que actúa por sí mismo y por Alonso López de la collación de San Gil, vende a
Francisco Carmonés, vecino de La
Puebla, una esclava negra, ladina, de treinta y ocho años
poco más o menos, llamada Felipa, en 130 ducados “habida y comprada de buena
guerra.”
1633- 26 de mayo. Luis Venegas, vecino de Sevilla en la collación de
Santa Catalina, vende a Gregorio de la Fuente un esclavo negro de diez y siete años más
o menos, llamado Francisco que lo compró de Luis López, mercader vecino de la
ciudad de Utrera. “Cautivo, sujeto a servidumbre..... habido en buena guerra”.
Precio 772 reales (65 ducados).
1633- 26 de mayo. Juan López Franco en la misma fecha vende a
Bartolomé López de Salas una esclava de color negro de veinticuatro años
llamada Juana. Dice que la compró en Écija a Francisco Lozano. Precio 140
ducados (¿).
1633- 30 de mayo. Juan Lázaro
en un documento de recepción de bienes que hereda de su hermana Ana de Salas,
que murió abintestato y de la que es heredero universal declara recibir una
cuantiosa herencia que detalla y entre los bienes recibe una esclava llamada
Francisca y un esclavo llamado Bartolomé. Sabemos por este documento que Ana de
Salas estuvo casada con Juan Benítez del Río hombre rico que fundaría una
importante capellanía en la iglesia de Ntra. Sra. de la Granada en la villa.
1634- 19 de mayo. El Licenciado Juan Bautista Botello, presbítero y
cura vicebeneficiado de la
Iglesia de la villa, otorga una carta de libertad que en su
parte principal dice así: “....... porque yo tengo y poseo por mi esclava
cautiva sujeta a servidumbre a María Sánchez, hija de Ana de Santa Ana mulata
libre, y porque la susodicha me ha servido bien y la he criado en mi casa y a
sido en ella más de quince años y al presente esta casada con Juan Gómez,
hombre libre, y yo he tenido gusto siempre, como al presente tengo de darle
carta de libertad por hacer bien y buena obra....”
1634- 26 de diciembre. Testamento de Ana González de Ricadel, mujer de
Francisco Martín Carmonés. Deja a su esclavo negro, Diego, a su marido “por
todos los días de su vida y en falleciendo el dicho mi marido quede libre el
dicho esclavo por haberlo criado y para ello sea bastante esta cláusula en su
favor sin otra escritura o aclaración.”
Son
albaceas su marido y Juan de la
Fuente.
1635- 13 de septiembre (folio 43 vto.). Diego Alonso Rasero, vecino de La Puebla, vende a Juan
Cristóbal de Alcalá, vecino de Sevilla en la collación de San Julián, una
esclava llamada Isabel de veinte años. Dice que la compró a Francisco Fernández
vecino de Sevilla de la collación de Santa Catalina.
1637- 5 de septiembre (folio 86). Testamento del Licenciado Juan
Bautista Botello, cura y vicebeneficiado de la iglesia de la villa. Tras las
mandas de rigor hace la siguiente declaración: “Declaro por descargo de mi
conciencia......... que cuando murió Catalina Martín, viuda de Alonso de Orta,
vecinos que fueron de esta dicha villa, en una cláusula del dicho testamento
dejó una memoria de diez y seis ducados para que se dijese una misa cantada
cada un año en la Iglesia
de dicha villa y que dando los diez y seis ducados Ana su esclava, que es la
que hoy me está sirviendo en mi casa, para que se hiciese la dicha memoria,
quedase libre, y que la dicha Ana, luego que falleció la dicha su ama Catalina
Martín, le dio y entregó los diez y seis ducados para que hiciese que la dicha
memoria se impusiese como albacea que fue de la susodicha en compañía de
Bartolomé González Mancero. Y porque la cantidad de diez y seis ducados
pareció poca a los visitadores que en aquel tiempo fueron, que no recuerda,
mandaron que se diesen y convirtiesen la renta de ellos en misas rezadas, las
cuales se han dicho todos los años como aparecerá en los libros dela
colecturía y, a más abundamiento, porque
la dicha Ana goce de libertad y nadie le ponga impedimento, mando que de mis
bienes se saquen los diez y seis ducados y se depositen en Juan Benitez del
Río, vecino de esta dicha villa, para que quede allí si el mandato de los tales
visitadores no pareciere en los libros de visita o no se hubiere con la
disposición que conviene para que tenga efecto al señor Provisor de la ciudad de Sevilla, los imponga
nuevamente como le fuere servido.” El cura se pasó al menos diez años en
cumplir la voluntad de la testadora.
También
declara: “Declaro que vendí en almoneda.......... como tal albacea y para
cumplir el dicho testamento, dos esclavos que quedaron de la dicha Catalina
Martín que fueron una esclavilla de edad de dos años y otro esclavillo de edad
de seis meses llamados María y Francisco.” El dinero que pagaron por los
dos menores no lo dice, sino que lo gastó en cumplir las mandas del testamento.
Tampoco dice a quién los vendió. No dice el cura de quién eran hijos;
sospechamos que de Ana y que detrás hay una turbia historia.
Fueron sus albaceas Juan Benítez del Río
y Bartolomé López de Salas. Sabemos que Pedro Alonso Capilla es su sobrino.
Deja a
María, hija de Ana, que lo ha cuidado en su casa, una colcha “de las suyas”,
una sábana y dos sillas “de las mejores” y a Ana otra sábana y dos
sillas.
1639- 7 de febrero (folio 15). Testamento de Catalina de Cevallos,
esposa del capitán Fernando de Salcedo. Entre las mandas encontramos: “Mando
y es mi voluntad que una esclava mía llamada María de Lopas, sirva al dicho
capitan Fernando de Salcedo, mi marido, como esclava todos los días de su
vida....”
En otra
manda deja libre a Juan, hijo de María de Lopas.
Declara
que tiene por esclava a Gregoria, negra atezada, “que la hube y compré
de Juan Rodríguez de los Reyes, vecino de esta dicha villa, mando se venda
a quien más de por ella y de su precio se cumpla este mi testamento.”
De nuevo sale la esclava Gregoria.
Por el
inventario posterior sabemos que la esclava María de Lopas era berberisca (10).
También
se inventaría otro esclavo viejo llamado Francisco, impedido de las piernas.
Los
legajos siguientes, es decir 1917 PB, 1919 PB y 1918 PB se encuentran más ordenados y bien foliados
por lo que cambiaremos el método de redacción citando años y después sus folios
correspondientes.
Leg. 1.917 PB. Año 1640, folio 51. En
el primero de los años estudiados, y en 5 de agosto, nos encontramos con la
almoneda que se hace de los bienes de Doña Catalina de Cevallos, vecina de la
villa, difunta y esposa que fue del capitán
Don Fernando de Salcedo, también vecino. Hay que advertir que la
almoneda, es decir, la subasta, era un acto frecuente y que se disponía en
testamento; el testador designaba herederos de determinados bienes y del resto
disponía se hiciera almoneda en plaza pública para pagar mandas y legados encargando
a sus albaceas de su realización. El acto que nos ocupa se celebra en la
plaza de la villa presidido por el
alcalde ordinario, Roque Márquez de Mena, y previamente pregonado por el
pregonero del Concejo, Manuel Ruiz. En el acta levantada por el escribano Juan
de Gea leemos: “Primeramente se remató por voz del dicho pregonero una
esclava llamada Gregoria, negra atezada, de edad de diez y ocho años, por
bienes de la dicha difunta, en dos mil reales de vellón, en Don Francisco
Ponce, residente en la dicha villa, pagados luego de contado.”
En
fecha 2 de septiembre siguiente -folio 53 vto.- el comprador, Don
Francisco Ponce de León, comparece ante el alcalde ordinario y manifiesta que
la esclava la compró para el capitán Don Nicolás de Salcedo, hijo del albacea y
viudo Fernando de Salcedo y solicita del dicho albacea otorgue escritura de
venta de la esclava “para que el susodicho <Nicolás> la haya y
la goce como cosa suya, habida y comprada con sus propios dineros.” Es
lógica la comparecencia de Ponce de León ya que la escritura en forma de carta
de pago se otorgaba de inmediato y había pasado casi un mes. Intuimos una
puigna entre padre e hijo por la
Gregoria que a la sazón tenía diez y ocho años.
Por fin
en 16 de noviembre (número de folio ilegible) el padre, habiendo asumido
la tomadura de pelo y sin duda a requerimiento del alcalde en funciones de
justicia, otorga carta de pago a su hijo por la compra de la esclava Gregoria.
Por
papeles posteriores sabemos que Fernando de Salcedo era el capitán de la
compañía de infantería estable en la villa, siendo además agricultor y ganadero
con cierto acomodo, sin desdeñar el arrendamiento de diezmos y otros impuestos
en sociedad con miembros de la oligarquía local. Su hijo Nicolás le sucede en
el mando de la compañía llegando a ser alcalde ordinario de La Puebla por el estado noble.
En el folio
54 del mismo legajo vemos como el capitán Sebastián Francisco Jáuregui,
vecino de Sevilla, viene a La
Puebla y otorga escritura por venta de una esclava de nombre
Clara y color membrillo cocho de cuarenta y ocho años en mil reales de vellón.
No sabemos quien la adquiere porque el documento se encuentra ilegible en esa
parte.
Pero es
en el folio 96 donde nos encontramos con un importante documento , cual
es el testamento de Antonio Benítez del Río ( en papeles posteriores también se
le llama Juan). Este hombre es soltero, sin hijos y nombra albaceas al
licenciado Marcos Benítez, presbítero y vecino de Coria a Ana García de
Mayorga, hermana y heredera y a Mateo de
la Fuente,
vecino de La Puebla. Es
propietario al morir de una notable hacienda y funda una importante capellanía
en la Iglesia
de Ntra. Sra. de la Granada
que debía nutrirse de 76 fanegas de tierra de pan sembrar en diferentes pedazos
casi todos en la vega, así como de una casa en la calle Santa María.
En el
testamento nuestro hombre declara que tiene una esclava “cautiva y sujeta a
servidumbre”...”de color mulato” y a su hijo Cristóbal de cuatro años a los
que deja libres “por el amor que les tengo y los buenos oficios que la dicha
Úrsula, mi esclava, me otorgó” . Mediante una manda ordena se le entreguen
a Úrsula para su casamiento cien ducados, cincuenta en ajuar y cincuenta en
dinero, pero sólo si se casa. Vemos que quería ver a la muchacha sujeta a la
autoridad marital y para ello la dota bastante bien, con una suma equivalente a
los mil seiscientos reales poco más o menos; dote modesta pero nada desdeñable
para el lugar y la época.
También
tenía un esclavo que no tuvo tanta suerte: así manda al Convento de las Cuevas
(Cartuja de Sevilla) a Francisco Mulato “mi esclavo..... el cual quiero que
sirva y sea sujeto a servidumbre de los dichos padres
<cartujos> todos los días de su vida, porque yo se lo dejo al convento
desde el día que yo fallezca para siempre.” . Así mismo deja a su fiel
criado Francisco Parra ciento cincuenta ducados y algún ganado.
La Cartuja de las Cuevas
comienza a aparecer con insistencia en los protocolos, por estas fechas
arriendan la Dehesa Nueva y prácticamente no la sueltan hasta la Guerra de la Independencia; pero
todavía en estos años no han entrado de forma determinante en la vega en la que
llegan a ser propietarios de unas cincuenta hazas con algo mas de doscientas
veinte aranzadas. Vemos cómo los conventos tenían esclavos, lo que constituía
un hecho absolutamente normal.
Leg. 1917 PB. Año 1643, folio 78. Tenemos el
testamento de 22 de junio del licenciado Don Juan Bautista de Peñaranda,
presbítero y cura vicebeneficiado de la iglesia de Ntra. Sra. de la Granada, que además de ser
el cura más antiguo es el Sacristán Mayor –el que cobraba las misas- y
mayordomo de la fábrica. Reunió un considerable capital en su curato de La Puebla así como su hermano
Antonio al que encontramos junto a Ponce de León, Salcedo, Lázaro de León y
otros como arrendatario de los diezmos de los borregos y la lana del deán y
cabildo catedralicio y también de los diezmos del menudo (ganado mayor y
menor). También lo tenemos algunos años como arrendatario de las torres del
Puntal de Matagorda, Andalucía y Torreblanca que eran fielatos del río y sus
brazos. El diezmo de los borregos se cobraba en la Isla Mayor en la que
solo entraban borregos y no ovejas. Debía ser muy cuantioso pues Ponce de León
vende por estas fechas a un ganadero de San Bernardo seiscientos veintiocho
borregos procedentes de los diezmos en 11.200 reales de vellón, garantizándose
el pago con otros seiscientos que el ganadero comprador tenía en la Isla Mayor. Sin duda el cura no era ajeno a los buenos y
rentables negocios de su hermano, al que algunas veces lo encontramos como
arrendatario también del Tributo de Santiago.
El cura nombra primero heredero universal a su
hermano Antonio, pero mediante un codicilo del día 25 siguiente -folio 81-
nombra heredero a éste y a su hermana Ana Bautista y a su fiel servidor
Francisco López.
Aunque en su testamento el cura no dice nada, en el folio 90
tenemos el inventario y almoneda que se hace de alguno de sus bienes. Por este documento sabemos que el
cura tenía un esclavo llamado Manuel de color negro atezado y de sesenta años,
todo un anciano para la época, que para poder venderse hay que hacer un lote
con él, un jumento pardo y unas angarillas. Todo el lote se remata por el vecino
de la villa Francisco Pérez Zárate en 1.100 reales, una ganga que se paga de
contado.
Le
costó trabajo al comprador deshacerse de Manuel ya que hay que esperar a
finales de ese año –folio 203- para saber que Pérez Zárate lo vende a
Fernando Moreno vecino de Los Palacios, declarando que el esclavo “lo hube y
compré en almoneda de los bienes que quedaron por fin y muerte del licenciado Juan Bautista de Peñaranda”;
sigue diciendo que vende al esclavo con sus tachas buenas y malas que nunca ha
huido y que no es borracho. La inclinación a la fuga y al moyate era frecuente
en los esclavos y la manifestación de la ausencia de tales costumbres era
cláusula corriente en estos contratos. El precio pactado fue de 800 reales de
vellón, pagándose 300 de contado y 500 por San Miguel del año siguiente. No
estaba mal el precio para un esclavo viejo; es posible que Manuel supiera leer
y escribir y el comprador lo adquiriera para llevar cuentas y como preceptor de
los hijos. De cualquier forma fue muy triste el destino de este anciano, y
aunque no debemos juzgar hechos pretéritos con nuestra mentalidad actual, se
hace necesario detenernos en la dureza de corazón del cura que dejó al viejo,
posiblemente su servidor durante muchos años, en total desamparo.
En este
mismo año y en el folio 82 está el testamento de 26 de junio de
Bartolomé López de Salas, vecino de la villa y viudo de Ana de Pineda. Se trata
de un ganadero fuerte. No tiene hijos y nombra herederos a varios sobrinos y
parientes. Pues bien, por un codicilo del siguiente día 29 de junio –folio
87- manda a Juan de la
Fuente, viudo de su sobrina Isabel de Salas, un esclavo suyo
llamado Luis, “el que le deja para que sea esclavo cautivo de Martín,
Esteban y Juana, hijos de Juan de la
Fuente y de Isabel de Salas, sujeto a servidumbre todos los
días de su vida.” (11)
En otra
disposición del codicilo leemos: “mando a Rufina que está en mi casa de
color mulata cien reales para vestirse que mando se le den luego que yo
fallezca.” (12) No nos dice si era esclava, parece ser que la había
liberado con anterioridad. No aparece en el inventario de bienes que se
encuentra en el folio 88 de ese año. Era frecuente que los solteros y los viudos
tuvieran una esclava a la que liberan por disposición testamentaria o con anterioridad.
La
hermana del cura Juan Bautista de Peñaranda, Ana Bautista, antes referida y con
vecindad en la villa, contrae matrimonio con Rodrigo Jiménez de Piquero,
pasando a poder de éste los bienes que la misma aportó al matrimonio por lo que
se realiza, a su petición, un inventario y avalúo ante el alcalde ordinario
Juan de Pineda que lo hallamos en el folio 120. En la relación de bienes valorada por
distintos tasadores, entre otros su hermano Antonio, nos encontramos con “una
esclava llamada Isabel, negra de color, 2.200 reales de vellón” y
también con “una esclava llamada Juana, su hija de siete años, 1.100 reales
de vellón.”
Leg. 1917 PB. Año 1644, folio 6. Testamento de Juana Guillén, mujer de Juan
Rodríguez de los Reyes y viuda de Antonio de Pineda, vecina de la villa.
Declara esta mujer, que tiene dos esclavas Ana y María, diciendo que “esta
dicha María esclava quiero y es mi voluntad que no pueda ser vendida ni
enajenada, sino la dejo para Tomás mi hijo, porque fue mejora que Juan de Gerena,
mi padre y su abuelo, la dejo al dicho mi hijo por cláusula de su testamento.” También declara que tiene una tercera esclava
llamada Inés.
Nombra
albaceas a su primo Mateo de la
Fuente y al doctor Don Hermenegildo de Arratia, cura de la
iglesia que ha aterrizado en la villa. Parece ser, por documentos posteriores,
que este sujeto era el típico eclesiástico joven, formado y ambicioso. Llega a La Puebla con lo puesto y con
una mano por el cielo, otra por la tierra y la boca abierta.
Juan
Lázaro de León y su esposa Sebastiana de Sotomayor forman un matrimonio rico dueño de
numerosos esclavos. El es además familiar de la Santa Inquisición
y es miembro importante de la oligarquía de la villa. Veremos al final de estas páginas cómo vine a
menos la familia y desaparece. En el folio 84 encontramos una escritura
de venta a Pedro Martín de Cabrera,
vecino de Sevilla, de “un esclavo llamado Jacinto de edad de nueve años,
mulato de color membrillo cocho, nuestro propio que nos en esta villa hemos
criado en nuestra casa y tenemos por bienes nuestros propios y por tal sujeto a
servidumbre.” Se dice además en el contrato que es fuerte y no tiene
enfermedades. Su precio fue de 150 ducados.
Tras el
fallecimiento de su esposa, Juan Lázaro de León vuelve a las andadas y vende a Juan Cabello, vecino de
Sevilla en Triana –folio 103- “una esclava mía llamada Isabel de edad
de seis años poco más o menos, nacida y criada en mi casa.” Su precio fue
de 750 reales. Realmente parece que Juan Lázaro ve acercarse el fin de sus días
y está malbaratando su hacienda porque los precios son realmente bajos, a no
ser que hubiera mucha oferta, lo que era posible.
Si en
el testamento de su esposa no encontramos referencia alguna a esclavos y el de
él mismo no aparece en los protocolos de La Puebla, en el folio 197 leemos que en 30
de noviembre de ese año de 1.644, comparece ante el escribano de la villa, Juan
de Gea, el capitán Juan de la
Carrera, vecino de Sevilla en Triana y declara que “recibió
en depósito del capitán Juan de Esqueda, vecino de la villa de Coria dos mil y
trescientos reales de vellón que son los mismos en que se remató en dicho
capitán una esclava llamada María y un esclavillo, hijo suyo, llamado Mateo,
por bienes de Juan Lázaro de León, difunto, vecino de La Puebla junto a Coria.”
Leg. 1917 PB. Año 1645, folio 5. A primeros de este año Alonso Cuesta otorga
testamento. Dice que es soltero y funda una capellanía en la iglesia de Ntra.
Sra. de la Granada
dotándola con un huerto de naranjas y limones próximo al río. En una parte del
testamento dice que declara por sus bienes una esclava negra llamada Teodora.
Ya vemos cómo el solterón tenía su esclava, aunque no la deja libre ni dotada.
No sabemos qué pasó con ella.
Leg. 1917 PB. Año 1646, folio 28. Tenemos el testamento de Catalina Díaz que era hija
de Ana de Pineda y esposa de Diego García Valencina. En una disposición del
testamento mejora a su hija, que también se llamaba Ana de Pineda, con una
esclava que ella trajo en dote “a poder del dicho Diego, de color membrillo
cocho, llamada Luisa, que está en mi casa que quiero que así lleve más
que el dicho Juan de Oropesa, mi hijo, por ser como es mujer la dicha Ana de
Pineda, mi hija”. No se haga el lector cábalas con los apellidos, ya que en
esta época el orden de los mismos no era el de hoy, ni existían reglas rígidas
al respecto.
Más
adelante en el folio 103 de éste año nos encontramos con el testamento
de Diego García Valencina en el que declara que tiene un esclavo llamado Isidro
nacido y criado en su casa de siete años de edad “al cual quiero y es mi
voluntada que sea libre” después de su fallecimiento y le deja nada menos
que la quinta parte de sus bienes, que no eran precisamente escasos, “por el
amor que le tengo de haberlo criado y otras causas que a ello me obligan”.
Es muy posible que entre las otras causas estuviera la paternidad. Sin duda nos
encontramos ante un hombre de bien.
Leg. 1919 PB. Año 1651, folio 72. Hay una escritura en la que se concede la libertad
a un esclavo pero el folio se encuentra tan cubierto de roña que nos ha sido
imposible saber su nombre, el del libertador y las causas de esa liberación.
Leg. 1919 PB. Año 1653, folio 2. Leemos en algunos papeles de mitad de la centuria
que en La Puebla
se estaba padeciendo desde hacía algunos años “una enfermedad contagiosa”
que causó bastante mortandad. Así acabó con la vida de una mujer que no
llegaría a los treinta y cinco años, Maria de Salas y Sotomayor , hija de Juan
Lázaro de León y Sebastiana de Sotomayor, anteriormente referidos. El marido de
esta mujer, Sebastián de Pineda, había muerto meses antes. El episodio del que
es causa esta mujer llega a tener tintes dramáticos provocando una situación que hoy nos parece
aberrante pero que en su tiempo era absolutamente normal. Así en 30 de marzo de
ese año de 1.653, María de Salas, que se encuentra gravemente enferma, otorga
testamento. Hacía nueve años que fallecieron sus padres dejando a ella y a sus
hermanos pequeños, Francisco y Lázaro, que aún continúan menores de edad. Son
los últimos miembros de una familia poderosa venida a menos. Ella misma dice en
el testamento que no está muy segura si tiene veinte fanegas de tierra en
diferentes pedazos. La heredan sus hermanos menores porque no tiene hijos.
Entre
las mandas del testamento encontramos una en la que ordena se digan doce misas
rezadas por el alma de Bartolomé Manzano, “mi esclavo ya difunto”. Así
mismo declara que tiene una esclava llamada Rosina y que se han criado juntas.
La deja libre, le permite vivir en la casa y le deja un legado de cien reales.
En la
relación de sus bienes manifiesta que tiene un esclavo llamado Diego de cinco
años, hijo de Rosina y Bartolomé, además de un potro y una potranca en la Isla Mayor.
Instituye albacea a Antonio de Pineda. No sabe
firmar y uno de los testigos en Don Dionisio Díaz Debuerdo, cura –uno de los
tres o cuatro que había- de la iglesia de la villa.
Fallecida Maria de Salas, en 25 de abril –folio 9- se hace
almoneda de algunos de sus bienes para pagar mandas y legados . El acto en la
plaza de la villa es presidido por el alcalde ordinario Pedro Alonso Capilla,
se hace el pregón por Andrés López y se subasta en primer lugar al esclavo
Diego de cinco años, de color membrillo cocho, que era tuerto por más señas. Se
realizan dos ofertas, la primera por 1.800 reales de Andrés González, vecino de la villa y la
segunda de 2.000 reales de Gonzalo Ruiz, que se lo adjudica. Firman como
testigos Alonso Calvo de Mena, Sebastián de la Fuente y Andrés González
Pichardo.
En 8 de
mayo –folio 12- Antonio de Pineda como albacea de María de Salas, otorga
carta de pago, es decir, escritura, del esclavo Diego del cual dice que nació y
se crió en La Puebla;
María de Salas lo heredó de su padre Juan Lázaro de León, difunto, vecino que
fue de la villa. Así mismo afirma que se vende al esclavo con sus tachas buenas
y malas. Gonzalo Ruiz, su comprador, declara que compró al esclavo para el
capitán Don Diego Solórzano Jaraquemada, sargento mayor del partido de la villa
de Coria y vecino de Sevilla.
Pero no
queda ahí la cosa; a partir del folio 47 nos encontramos con unos autos
incorporados al protocolo por el que sabemos que en 31 de agosto siguiente
comparece ante Antonio de Pineda el vecino de Triana Francisco Niño, pariente
de los menores Francisco y Lázaro, hijos de Juan Lázaro de León y hermanos y
herederos de María de Salas, como ya sabemos.
Antonio de Pineda ostentaba, entre otros, el curioso cargo de Padre
General de Menores de la villa y debía velar por los intereses de los
huérfanos. De este modo, nombra curador de Francisco y Lázaro a su pariente
Francisco Niño, el cual le plantea el siguiente problema: María de Salas había
dejado entre los bienes de su herencia otro esclavo mulato de “ocho o diez
meses de edad” llamado Pedro, hijo de Rosina y parece que no de Bartolomé,
es decir que era hermanastro de Diego, de cinco años, anteriormente vendido. No
se había hecho mención del mismo en el testamento de la difunta. El curador
Francisco Niño, alega que la hacienda heredada por sus pupilos es muy corta y
no se puede mantener al esclavito, ya que “necesita mujer que le de leche y
le lave las ropas”, por lo que solicita se venda al pequeño Pedro en
almoneda. Parece ser que su madre, Rosina, la esclava liberta no quiere saber
nada del asunto, pues ella es libre y su liberación no alcanza a sus hijos;
ahora, tras la estrenada libertad debe ganarse la vida y no era cuestión de
criar al esclavo de otro a cambio de nada. Aunque parece ser este planteamiento
el que subyace en el fondo, nos negamos a creer que Rosina negara los cuidados
a su pequeño hijo.
Así las
cosas, vemos en los folios posteriores como se pregona la almoneda en plaza
pública durante mas de ocho días sin que apareciera postor alguno que quisiera
quedarse con el esclavito. Por fin, se lo queda Andrés (González) Pichardo por 400 reales que era el precio que
tenia en la época un novillo para carne
o un asno. De cualquier manera la adquisición de un niño de tan corta
edad, dada la elevada tasa de mortalidad infantil, era un negocio arriesgado,
por lo que, creemos, que en la decisión del comprador influyeron otras razones
como la piedad o cualquier otro motivo ajeno al interés económico.
Tras
este asunto nos encontramos con un periodo de seis años en los que no existe
protocolo de escribano alguno, sin que podamos saber que pasó en este tiempo.
Leg. 1918 PB. Año 1670, folio 21. El legajo indicado abarca un periodo de diez y
ocho años (1660-1677), pues bien, en todo este tiempo solo hemos hallado una
escritura de liberación de un esclavo en el folio indicado.
Leg. 1.920
PB. Año 1700, folio 19. En el
inventario y avalúo que se hace de los bienes a la muerte del importante
ganadero, Fernando Delgado Carrillo, aparece una esclava negra que se aprecia
en 1.875 reales.
En el folio 21 encontramos el testamento de
Maria Eugenia Muñoz de la Peña,
aparece una esclava, María, que quedará libre cuando fallezca su marido.
Juan Sintierra
NOTAS
1.- Fórmula contractual frecuente
2.- Negro ladino: Según el Diccionario de la R.A.E. esclavo ladino es aquél
que lleva más de un año sometido a esclavitud.
3.- Esclavo habido en buena guerra: Capturado o
comprado en los mercados esclavistas africanos e importado posteriormente a la Península. La
captura de un infiel en la mentalidad de la época y su sometimiento a
esclavitud se consideraba “buena guerra”
4.- Fórmula contractual frecuente.
5
y 6.- Membrillo o membrillo cocho: moreno o más o menos coloreado debido a más
de un cruce.
7.-
El escribano era un personaje importante pues lo era del Concejo y Regimiento
de la villa, de la
Santa Hermandad (importante en tan ámplio término) y de las
Rentas Reales, que seguramente alcanzaría al tráfico fluvial. Además era
escribano público al que acudían los particulares. En el siglo siguiente ya no
es escribano de Rentas, pues en el trafico fluvial esta el escribano del
Resguardo de Casas Reales.
8.- Fórmula contractual frecuente.
9.- Debe tratarse de un comerciante de esclavos,
pues declara que ha pagado los impuestos de “importación” correspondientes.
10.- Es la única esclava de origen norteafricano
que hemos encontrado. Parece que vivió en la hacienda de Lopas, en los pinares
de Aznalcazar.
11.- La formula, que es corriente, no es baladí ya
que el amo debía alimentar y vestir al esclavo durante todo el tiempo de su
vida, así como procurar el sanamiento de sus enfermedades y asistirlo en la
vejez.
12.- Mulato:
generalmente hijo de blanco y negra.
Negro atezado: Sin mestizaje, por ser hijo de
negros o por ser de “importación”, es decir apresado o comprado en los mercados
esclavistas del norte de áfrica o la banda subsahariana.
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